Ordesa y Monte Perdido, 100 años de leyenda

Hace pocos días, por fin tuve la oportunidad de ir a un lugar donde ya hacía años que quería ir. Y uno no puede mirar a otro lado cuando se le presentan oportunidades así..

10.000 años atrás, la mayor parte del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido era una joya sepultada bajo 500 metros de hielo. Una joya que los glaciares iban puliendo poco a poco para poder mostrar hoy el espectacular resultado final. Y es que justo este año, se cumplen los 100 años desde que se declarara parque nacional, allá por el 1918..

Nada más acabar de trabajar, me subí al coche y desde Madrid puse dirección a Linas de Broto (cerca de Torla-Ordesa), 5 horas después y ya casi de noche, estaba en el albergue “El último Bucardo” preparando la pateada del día siguiente.

Ya por la mañana, después de desayunar bien fuerte, me dirigí hacia Torla, para echar un vistazo rápido por el pueblo, ya que hay que pasar por aquí para llegar hasta el aparcamiento de la pradera de Ordesa. Según fechas, el acceso a este aparcamiento esta cerrado al tráfico y hay que coger un autobús para llegar hasta ahí (en el bus ahora pueden subir los perros), podéis ver las fechas aquí.

Desde este aparcamiento es desde donde comienzan la mayoría de las rutas más conocidas en Ordesa y Monte Perdido, la ruta que había elegido era la que llegaba a la Cola de Caballo, subiendo por la Senda de los Cazadores y la Faja de Pelay, y volviendo por la pradera de Ordesa y las Gradas de Soaso, ruta circular de 6h y 20 km.

 

Para empezar esta ruta hay que cruzar el rio Arazas por el puente de madera y seguir las indicaciones de los carteles. El primer tramo es el más duro, hay que salvar un desnivel de 700 metros en apenas 2 kilometros. Exige un poco de condición física pero si se va despacito se hace bien. si ha llovido puede ser un poco resbaladizo y peligroso. Voy a buen ritmo y voy adelantando a todos los montañeros más viejetes.

 

Una vez arriba, poco a poco presientes como el esfuerzo merece la pena. Al llegar al mirador de Calcilarruego hay una panorámica espectacular del valle, a mí se me ponen los pelos de punta con estas cosas..

 

Sigo mi camino y poco después ya alcanzo a ver la Brecha de Rolando, un paso natural en la frontera entre Francia y España. En sus días era utilizado por contrabandistas. Es uno de los paisajes más icónicos de este lugar.

 

Según cuenta la leyenda, Rolando, comandante y sobrino de Carlomagno, estuvo luchando en la batalla de Roncesvalles contra el ejercito sarraceno. Cuando casi todo su ejercito fue derrotado, en su huida y protegiendo la retaguardia con los hombres que le quedaban, fue perseguido hasta que consiguió llegar al valle de Ordesa. En un intento por llegar a Francia, se vió rodeado por el ejercito enemigo en el último repecho de la montaña y comprendió que estaba atrapado.. Viendo su inminente muerte, Rolando decidió deshacerse de su poderosa espada llamada Durandarte para que no cayera en manos enemigas. Así que la lanzó con una fuerza sobrenatural al otro lado de la montaña. Fue tanta la fuerza que usó, que la espada partió la montaña haciendo una brecha en esta.. Gracias a esto, Rolando pudo ver tierra francesa por última vez antes de morir..

Caminando por la Faja de Pelay, de repente asoma el pico más alto del parque, Monte Perdido con sus 3.355 metros. A sus pies, el increíble y espectacular valle de Ordesa con la cascada Cola de Caballo al fondo, mi punto medio de la ruta.

 

Una vez abajo es imposible no sentirse diminuto, rodeado de cumbres de más de 3.000 metros, estos lugares son los que te hacen humilde y te enseñan lo pequeño que puedes llegar a ser en el mundo.

 

La cascada Cola de Caballo puede ser una de las cascadas más bonitas que he visto.. y eso que en Islandia las ví a puñados.. Como su nombre indica, tiene la forma de una cola de caballo y no sé que me pasa con las cascadas que siempre me quedo embobado mirándolas, pues con esta me pasa el doble.. Aprovecho para comer algo y vuelvo por el valle acompañando al río Arazas, ya solo me queda la mitad del camino.

 

Solo puedo decir que estoy en medio de unos paisajes espectaculares..

 

Tras dejar el valle atrás, voy escuchando el sonido que hace el agua al saltar por las gradas de Soaso, solo tengo que bajar unas escaleras hacia la izquierda para ver todo su esplendor.

 

Más adelante, la Cascada de la Cueva y la Cascada del Estrecho. Esta última me deja con la boca abierta por el salto de altura que tiene.. Por delante solo me queda la Cascada de Arripas y el Bosque de las Hayas antes de llegar donde comencé la ruta, el aparcamiento de Ordesa.

 

Dentro del bosque de las hayas, me fijo en una gran piedra que tiene una inscripción, la curiosidad me invade y me acerco a echar un vistazo. Es la piedra de las siete Faus, de la que se dice que brotaron 7 delicadas hayas encima de ella cuando se fundó el parque.

 

Al finalizar la ruta y llegar al parking me fijo en uno de los picos más impresionantes que están cerca de la entrada, el tozal de mallo. Un paredón vertical de más de 300 metros, y cuya cima alcanza los 2.254 metros. Varias de las mejores vías de escalada del parque se encuentran aquí.. Me tiro al césped en un parquecito del aparcamiento donde gustosamente a la sombra de los árboles me relajo mirando esta imponente formación..

 

Sin duda, una de las mejores rutas que he hecho en mi vida!!

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